
Después de muchos años en el mundo del atletismo como corredor y como entrenador, siendo consciente de que siempre se puede y se debe seguir aprendiendo día a día, hay una serie de conclusiones básicas a las que he llegado que creo son la clave de mi filosofía.
Lo primero que destacaría por importante y esencial es que nunca un corredor o corredora popular puede ni debe entrenar como uno de elite. La misma conclusión la aplicaría a la diferencia entre corredores y corredoras veteranos y aquellos que no lo son.
Yo entiendo que el entrenamiento en general se debe basar en tres conceptos u objetivos, SALUD, DIVERTIMENTO Y RENDIMIENTO. El orden de estos tres objetivos y su prioridad deberá depender del tipo de corredor o corredora que seamos.
Un atleta de élite priorizará el RENDIMIENTO sobre los otros dos que, aunque importantes para que este objetivo prioritario llegue a buen puerto, no serán los que persiga.
Tanto los corredores populares como los atletas veteranos, deben cambiar totalmente el orden de estos objetivos y priorizar la SALUD y DIVERTIMENTO sobre el RENDIMIENTO.
Tengamos primero en cuenta que ni el modo de vida, ni la edad ni seguramente las condiciones físicas son iguales entre un corredor de élite y un popular o un veterano.
Mi experiencia me dice que un corredor popular o veterano solo si conserva una buena salud y se divierte entrenando, conseguirá buenas marcas, sobre todo a medio y largo plazo.
Cuando digo priorizar la salud me refiero al echo de que el entrenamiento aporte una buena calidad de vida, mejore las condiciones físicas y mentales y sobre todo que no nos aboque a estado de enfermedad o de lesión.
Otra conclusión básica a la que he llegado es que no siempre más es más. El entrenamiento debe de ser óptimo ni más ni menos para producir las adaptaciones y los beneficios necesarios. Entrenar de menos siempre puede tener solución para mejorar, pero entrenar de más al contrario, puede conducir a consecuencias negativas a veces difíciles de solucionar.
Este punto es aplicable a todo tipo de corredores, elite, populares o veteranos por diferentes causas. Los corredores de élite deberán dosificar y optimizar sus cargas de trabajo de forma individualizada en función de muchos factores con el fin de encontrar sus mejores marcas, siempre pensando que el alto rendimiento conlleva un riesgo en cuanto a tener que asumir cantidad y calidad trabajo que puede suponer un cierto riesgo para la salud.
Los populares y veteranos además deben pensar que con cierto grado de prudencia y sin asumir esos riesgos deben realizar el trabajo suficiente para mejorar el estado general, divertirse y como consecuencia última, mejorar el rendimiento.
Por último, como tercera conclusión básica debo resaltar la absoluta necesidad para todo tipo de corredores, de crear una buena base tanto aeróbica como de fuerza y de técnica. Sin esta base óptima será muy difícil que un corredor pueda llegar a correr lo máximo, a no lesionarse y por tanto a divertirse.
En atletismo es descabellado en todos los aspectos empezar la casa por el tejado. Si buscamos rendimiento es necesario en carreras de fondo y medio fondo contar con la técnica, la fuerza y sobre todo la resistencia que nos lleve a alcanzar el máximo rendimiento y que sirva de base para soportar trabajos de intensidad.
El corredor popular, máxime si empieza con una edad tardía, siempre debe priorizar el trabajo de base y de construcción que le convertirá en corredor. Hemos de pensar que una gran cantidad de lesiones se producen por saltarse ese imprescindible paso y creer que se está preparado para abordar ciertos entrenamientos o competiciones. Resulta curioso como muchos atletas veteranos sobre todo que han corrido en su juventud, olvidan bien por pereza, falta de tiempo o simplemente torpeza cosas tan básicas como el trabajo de fuerza y técnica y se centran exclusivamente en seguir o intentar seguir corriendo rápido lo que muchos casos les abocan a descensos bruscos del rendimiento y a lesiones.